La Unión Europea y China dijeron que lograron algunos avances después de una semana de conversaciones técnicas en Beijing destinadas a reducir o revertir los aranceles que el bloque aplicó a los vehículos eléctricos fabricados en China.
El brazo ejecutivo de la UE calificó el resultado de las negociaciones de esta semana como un “progreso técnico”, y el Ministerio de Comercio de China se hizo eco de esa conclusión en una declaración separada. Tanto Bruselas como Pekín han advertido anteriormente que siguen existiendo importantes diferencias sobre cómo abordar lo que el bloque considera subsidios injustos a los vehículos eléctricos fabricados en China.
La UE y China han estado buscando un acuerdo sobre los llamados compromisos de precios, un mecanismo complejo para controlar los precios y volúmenes de las exportaciones, utilizado para evitar aranceles.
El 8 de noviembre, la UE reiteró que los acuerdos individuales entre los fabricantes de automóviles y la UE son posibles según las normas de la Organización Mundial del Comercio. Pero Pekín quiere concluir un acuerdo marco, lo que convierte a este acuerdo en uno de los obstáculos en las negociaciones.
La invitación de China a negociar en persona fue vista como una señal de cierto impulso en las conversaciones, según personas familiarizadas con el asunto.
Varias rondas de negociaciones no dieron como resultado una solución que cumpliera con los estrictos requisitos de la UE, incluida la alineación con las normas de la OMC y la compensación del efecto total de los aranceles. El bloque de 27 naciones también quiere asegurarse de que puede supervisar el cumplimiento.
En un asunto relacionado, Suecia espera que la Unión Europea y China puedan llegar pronto a un acuerdo sobre precios de vehículos eléctricos, dijo a Reuters su ministro de Comercio Exterior al final de una visita a China para tratar de limitar el daño a Volvo de una disputa sobre aranceles de importación.
La semana pasada, la Comisión Europea impuso aranceles de hasta el 45,3 por ciento a los vehículos eléctricos importados de China para proteger su naciente industria, la culminación de una investigación comercial de alto perfil que ha dividido a Europa y provocado represalias de Pekín.
Suecia, sede de Volvo Cars, se abstuvo en la votación de octubre con la esperanza de que el fabricante de automóviles, cuya propiedad mayoritaria es de la china Geely, pudiera llegar a un acuerdo con Bruselas que permitiera a los exportadores chinos comprometerse a aplicar precios más altos para evitar aranceles.
Geely enfrenta un arancel del 18,8 por ciento sobre los automóviles enviados a Europa.
Las negociaciones continuarán a nivel técnico la próxima semana, dijeron ambas partes.