• La gasolina contiene benceno, que activa la dopamina de nuestro cerebro
  • El benceno no es bueno para nuestra salud y en grandes cantidades puede ser muy peligroso

¿Sabes por qué te gusta cómo huele la gasolina? A cualquier aficionado, o casi, le gusta el olor que desprende la gasolina, es algo relativamente común y no será la primera vez que alguien afirma que el olor a gasolina le gusta a los amantes del motor. Sin embargo, existe una explicación fisiológica y otra psicológica para ello.

Puede que te haya ocurrido en alguna ocasión. Has acudido a llenar el depósito de gasolina y al coger la manguera para suministrarte, lo has notado, ese olor a gasolina que tanto te gusta. Le ocurre a muchas personas y no todas son amantes del automóvil o apasionados de la moto, pues en realidad, no tiene nada que ver con eso.

En realidad, hay dos teorías que se basa en hechos y no en suposiciones –como suponer que te gustan los autos simplemente porque te gusta ese olor–.

Según la Universidad de Liverpool, nuestro sistema olfativo está lo suficientemente cerca de las partes de nuestro cerebro encargadas de procesar la emoción y la memoria, de modo que los olores pueden desencadenar emociones más rápidamente, simplemente por su cercanía con la corteza frontal. O dicho de otro modo: tenemos el órgano del olfato tan cerca del cerebro, que permite que los olores desencadenen emociones más rápidamente que cualquier otra cosa.

Esto por sí solo no hace que el olor a gasolina le guste a mucha gente, pero sí ayuda mucho a que el componente de la gasolina causante de gustarle a muchas personas, afecte antes al cerebro. Nos referimos al benceno. La gasolina incluye benceno en su composición y resulta ser un gas que nos afecta especialmente, pues genera una sensación de euforia temporal, es decir, inhalar benceno hace que liberemos dopamina, la hormona de la felicidad y el placer. Eso hace que nuestro cerebro relacione el olor a gasolina con algo placentero y, por tanto, cada vez que se acude a la gasolina resulta tan gratificante –aunque el precio de la gasolina provoque la sensación contraria–.

Curiosamente, el benceno solo constituye una porción realmente pequeña de la gasolina, menos del 1%, pero podemos detectar hidrocarburos a 60 partes por millón –equivalente, aproximadamente, a una simple gota en 38 litros–. Y en parte, esto es bueno para nosotros, porque el benceno no es bueno para nuestra salud. El Instituto Nacional de Salud australiano establece, tal y como recoge The Drive, que el benceno en grandes cantidades puede provocar “deficiencias en la memoria a corto plazo, problemas de atención, inhibición de la respuesta y la resolución de problemas” y además, tiene efectos cancerígenos.

Podemos resumir todo esto de una manera muy sencilla: el olor a gasolina puede gustarnos, pero en grandes cantidades te puede volver un zombie porque reduce la materia blanca del cerebro.

Fuente: soymotor.com

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