Tras un merecido descanso lejos del paddock, Sergio Pérez inicia un nuevo ciclo en la Fórmula 1 de la mano de Cadillac F1, equipo con el que espera recuperar sensaciones, aportar experiencia y, sobre todo, disfrutar nuevamente del deporte que lo ha acompañado por casi 15 años.
La salida de Red Bull a finales de 2024 —luego de cuatro temporadas marcadas por altas exigencias internas, siete retiros en Grandes Premios y un rendimiento general irregular— dejó al mexicano sin asiento. Mientras Max Verstappen aseguraba su cuarto título consecutivo, Pérez finalizaba octavo y con un desgaste evidente.
“Mis últimos seis meses en Red Bull fueron muy difíciles en todos los sentidos”, confesó. “Empecé a perder motivación y no puedo permitir que eso suceda en un deporte que me lo ha dado todo”.
Un año sabático necesario
Lejos de la presión, Pérez descubrió que necesitaba un respiro. La desconexión lo llevó a replantear prioridades y a reencontrarse con el gusto por competir.
“Cuando estás en esta burbuja, olvidas que lo más importante es disfrutar. Ese fue mi mayor aprendizaje”, dijo. Sin embargo, el descanso también despertó nostalgia: “Al principio fue genial, pero pronto me descubrí despertándome para ver las carreras”.
Ese proceso terminó convirtiéndose en el impulso para buscar un nuevo proyecto. Y esa oportunidad llegó al conversar con Cadillac: “Sentí que todavía tenía algo que dar”.
El desafío Cadillac: empezar de cero y construir
El mexicano regresa ahora como piloto titular en un equipo completamente nuevo. Cadillac F1 debutará en la parrilla acompañado de motores, cajas de cambio y suspensiones suministradas por Ferrari para 2026, un respaldo crucial en su ingreso a la categoría.
Junto con Valtteri Bottas, Pérez liderará un proyecto que también cuenta con el apoyo de Simon Pagenaud, Pietro Fittipaldi y Charlie Eastwood en labores de simulación y desarrollo.
“Es un equipo nuevo, así que prácticamente empezamos de cero”, afirma. “Me siento preparado para volver, trabajar con el equipo y exigir al máximo en todas las áreas”.
A mediados de noviembre, Pérez volvió a subirse a un monoplaza: un Ferrari SF-23, parte de su preparación para el debut. Desde entonces, asegura sentirse revitalizado y más involucrado en la construcción del proyecto estadounidense:
“He podido marcar el rumbo, impulsar áreas clave. Es fantástico sentir que puedes influir y pedir ciertas cosas”.
Ambición sin reservas
Aunque reconoce que Cadillac enfrentará un arranque desafiante, Pérez mantiene la ambición intacta:
“El punto de partida es secundario. Lo más importante es qué tan rápido podemos progresar”, aseguró. “Queremos sorprender a mucha gente desde el primer día”.
A sus 35 años, el mexicano abre lo que él mismo considera su “último gran proyecto deportivo” en la Fórmula 1. Una etapa que quiere cerrar con satisfacción y plenitud, lejos de la presión que caracterizó su último tramo en Red Bull.
“Lo principal es disfrutar mi último capítulo en este deporte”.