La larga disputa contractual entre McLaren y el cuatro veces campeón de IndyCar, Alex Palou, ha entrado en su fase decisiva. Este lunes comenzó en el Tribunal Comercial de Londres el juicio que podría poner fin a un conflicto que se arrastra desde 2022.

Un historial de desencuentros

El caso se remonta al 12 de julio de 2022, cuando Chip Ganassi Racing anunció la extensión del contrato de Palou para 2023. Horas más tarde, el piloto desmintió públicamente la noticia, asegurando que ya había informado a Ganassi de su decisión de dejar el equipo. Minutos después, McLaren confirmó su llegada para 2023, lo que desató la primera batalla legal.

Tras un acuerdo amistoso, Palou continuó con Ganassi en 2023, combinando esa temporada con el rol de piloto reserva de McLaren en Fórmula 1, con la expectativa de unirse al equipo de Woking en 2024.

Sin embargo, en agosto de 2023, a punto de conquistar su segundo título de IndyCar, Palou notificó a Zak Brown que no cumpliría el contrato para 2024. McLaren lo demandó por incumplimiento, con acciones en EE.UU. y en Inglaterra. Mientras la primera se resolvió, la segunda es la que ahora llega a juicio.

Lo que está en juego

McLaren reclama 25 millones de dólares por daños y perjuicios, además del reembolso de una prima de 400,000 dólares y pérdidas de ingresos relacionadas con patrocinadores y fabricantes.
Si bien Palou y su defensa reconocen el incumplimiento, consideran que las cifras solicitadas por McLaren son desproporcionadas.

Desarrollo del proceso

  • Primera semana: exposición de argumentos de ambas partes.
  • Segunda semana: comparecencia de expertos. Entre los citados figuran Julian Jakobi y Brian Marks, con experiencia en IndyCar, mientras que por el lado de la F1 se espera la participación de Otmar Szafnauer y Claire Williams.
  • Tercera semana: análisis de pruebas y testimonios, aunque el tribunal ha advertido que el veredicto podría retrasarse hasta noviembre, diciembre o incluso principios de 2026, debido a la carga de otros casos pendientes.

Con este juicio, se busca cerrar uno de los capítulos legales más sonados de los últimos años en el automovilismo, que podría marcar un precedente en la forma en que los equipos y pilotos negocian sus compromisos contractuales.