La controversia por la inconsistencia en las sanciones de la FIA sigue sumando voces. Tras las declaraciones de Oliver Bearman en Bakú, ahora Carlos Sainz respalda la idea de contar con comisarios permanentes en la Fórmula 1 para garantizar mayor coherencia en las decisiones.

El piloto español vivió en primera persona un caso que reavivó el debate. Durante el Gran Premio de los Países Bajos, Sainz fue sancionado con 10 segundos de penalización y dos puntos en su licencia tras un contacto con el Racing Bull de Liam Lawson, a quien intentó adelantar por el exterior. Williams, equipo rival, solicitó una revisión del incidente y la FIA terminó dándole la razón, anulando tanto la sanción como los puntos.

“Después de la carrera estaba convencido de que la penalización era un error. Me alegra que la FIA tuviera los recursos y la oportunidad de cambiar eso. No es común, pero demuestra que se pueden rectificar decisiones cuando hay elementos claros”, explicó Sainz, satisfecho de que el sistema de apelaciones funcionara en su caso.

La ironía llegó en la siguiente cita en Monza, donde Sainz volvió a verse involucrado en un incidente similar, esta vez con Oliver Bearman, quien finalmente fue considerado responsable. Para el español, la clave para evitar interpretaciones dispares es que las decisiones dependan de un cuerpo de comisarios estable a lo largo de la temporada:

“Creo que los comisarios responsables de tomar decisiones deberían ser los mismos en todos los Grandes Premios. Eso permitiría una mayor coherencia en las sanciones”, afirmó.

Sainz valoró el esfuerzo de la FIA por revisar casos excepcionales, pero insiste en que la meta debe ser reducir la necesidad de apelaciones. “Seguiré abogando por la permanencia de comisarios deportivos. Podría ser muy útil en este tipo de situaciones y ayudaría a que el criterio sea más uniforme”, subrayó el piloto de Williams.

Con dos incidentes similares en semanas consecutivas y decisiones opuestas, el llamado de Sainz se suma a una creciente presión dentro del paddock para que la Fórmula 1 profesionalice aún más su sistema de arbitraje. La consistencia, una vez más, vuelve a ser el gran desafío para la FIA.