Un año después de sorprender con un octavo puesto en el Gran Premio de Azerbaiyán, Franco Colapinto regresa a Bakú con la esperanza de revivir aquella actuación, ahora al mando del Alpine A525. El argentino, que en 2024 deslumbró en su segunda carrera de Fórmula 1, llega a la cita de este fin de semana tras una dura experiencia en Monza y con un monoplaza que sigue sin dar garantías de rendimiento.

Desde su incorporación a Alpine en mayo, el piloto de 22 años ha sufrido para adaptarse a un coche inestable y falto de consistencia. Aun así, en las últimas semanas asegura sentirse más cómodo: “Me siento más consistente, aunque el coche sigue siendo impredecible a veces, lo que no ayuda a la confianza”, reconoció. Una mejora en su desempeño sería clave para reforzar su continuidad en un equipo que ha cambiado de director cuatro veces desde 2021.

Bakú, con sus largas rectas y estrechas curvas, representa un desafío adicional para Alpine. “Sabemos que nuestro paquete no es el más adecuado para este circuito”, admitió Colapinto, consciente de que el A525 carece de la velocidad punta necesaria. Sin embargo, el argentino confía en su experiencia previa en la pista urbana: “Sé qué esperar y dónde falla el coche. Eso me da un impulso extra para concentrarme en los detalles y tener el control de todos los ajustes”.

El piloto, que participa en el desarrollo del auto del 2026 en el simulador, asegura que su enfoque sigue siendo puramente competitivo, pese a los rumores sobre su futuro en la escudería. “Intento centrarme carrera a carrera. Los rumores son parte del deporte, pero yo solo pienso en mi rendimiento”.

Tras el complicado fin de semana en Italia, Colapinto y Alpine buscan en Azerbaiyán una actuación que permita recuperar confianza y sumar puntos valiosos en una temporada que, hasta ahora, ha sido una prueba constante de paciencia y adaptación.