La japonesa Nissan y la taiwanesa Foxconn podrían unir fuerzas en la fabricación de vehículos eléctricos. El acuerdo, aún en conversaciones preliminares, podría salvar la histórica planta de Oppama y dar un giro estratégico a ambas compañías.

En medio de una profunda reestructuración global, Nissan Motor Co. estaría explorando una alianza con Foxconn, el gigante taiwanés más conocido por ensamblar iPhones, para producir vehículos eléctricos en Japón. Según reportes del diario Nikkei y otros medios japoneses, el acuerdo incluiría el uso de la planta de Oppama, una de las fábricas más antiguas y simbólicas de Nissan.

La amenaza de cierre y la oportunidad taiwanesa

Ubicada en Yokosuka, a poca distancia de la sede central de Nissan en Yokohama, la planta de Oppama emplea a unas 3.900 personas. A pesar de su valor histórico, su bajo nivel de producción actual la coloca entre las instalaciones con mayor riesgo de cierre dentro del agresivo plan de ajuste lanzado por el CEO Iván Espinosa.

Ese mismo plan contempla la reducción de 20.000 empleos, el cierre de siete de las diez fábricas que Nissan mantiene a nivel mundial y una baja sustancial de su capacidad de producción, que pasará de 5 millones de vehículos a 2,5 millones, ampliables solo mediante alianzas estratégicas.

Allí es donde entra Foxconn, que busca posicionarse como un jugador clave en la industria global de vehículos eléctricos. Ya cuenta con plantas en Taiwán, EE. UU. y Tailandia, pero aún no ha logrado grandes volúmenes de venta. Usar parte de la capacidad subutilizada de Nissan sería una jugada inteligente para evitar inversiones excesivas en infraestructura.

Más allá del ensamblaje: ¿empresa conjunta?

La posible colaboración entre ambas empresas podría ir más allá del simple uso compartido de instalaciones. Según Nikkei, no se descarta la creación de una joint venture para vehículos eléctricos, lo que permitiría a Nissan reducir el costo de mantener Oppama abierta, y a Foxconn consolidar su posición como fabricante por contrato de autos eléctricos.

De concretarse, este acuerdo seguiría el mismo camino que el ya anunciado entre Foxconn y Mitsubishi para la fabricación de un crossover compacto en Taiwán, destinado a los mercados de Australia y Nueva Zelanda a partir de 2026.

Foto: HANS GREIMEL / AM

Foxconn pisa fuerte en automoción

Desde hace algunos años, Foxconn ha diversificado su modelo de negocio, apostando fuerte por la movilidad eléctrica y la robótica. Bajo su nombre corporativo, Hon Hai Precision Industry, la compañía ha desarrollado vehículos como el Model B y planea iniciar la entrega de su Model C en Estados Unidos antes de fin de año.

En 2027, pretende introducir también el Model D, un vehículo tipo crossover para transporte de pasajeros. Además, busca alianzas con otras marcas japonesas como Honda o Mitsubishi Fuso, incluso con proyectos relacionados con autobuses eléctricos.

La expansión de su infraestructura de ensamblaje y su creciente inversión en software de vehículos refuerzan su aspiración de convertirse en un proveedor automotriz de peso, en línea con su rol dominante en la industria tecnológica.

¿Gana-gana?

Para Nissan, esta alianza podría significar una salida política y económica a uno de sus mayores dilemas: cómo recortar sin destruir valor ni reputación en su país de origen. Para Foxconn, sería un paso más en su hoja de ruta hacia convertirse en el “Taiwan del automóvil”.

Aunque ninguna de las compañías ha confirmado oficialmente la negociación, la sola posibilidad de este acuerdo ya despierta interés en la industria. A Nissan le urge un socio que le ayude a ajustar su producción sin perder presencia. A Foxconn le falta una plataforma en Japón que le otorgue legitimidad y proximidad a proveedores clave.

¿Será Oppama el punto de partida de una nueva era para ambos?