En el Gran Premio de Italia, Ferrari no solo se juega puntos en el campeonato: también rinde tributo a uno de los nombres más grandes de su historia. Este fin de semana en Monza, la Scuderia luce una decoración especial en honor a los 50 años del primer campeonato mundial de Niki Lauda con Ferrari, logrado en 1975.
El Ferrari SF-24 lleva detalles inspirados en el histórico 312 T, el coche con el que Lauda dominó aquella temporada: cubierta del motor blanca, alerón trasero plateado, dorsales y tapacubos retro, además de un estilo clásico en los nombres de los pilotos. Incluso la indumentaria del equipo y los monos de carrera se han rediseñado para trasladar a tifosi y espectadores a aquella época dorada.

El campeón que cambió a Ferrari
Lauda llegó a Ferrari en 1974 y, con su disciplina meticulosa y capacidad técnica, transformó a un equipo que llevaba años sin títulos. Apenas una temporada después, el austríaco se coronaba campeón en Monza, el templo de los tifosi, con cinco victorias y nueve pole positions en 14 carreras.
Ese triunfo de 1975 marcó el inicio de una nueva era para Ferrari, consolidando a Lauda como el líder que necesitaba la Scuderia. Su estilo analítico y su exigencia hacia los ingenieros redefinieron la forma de trabajar dentro del equipo.
Más que un piloto, una leyenda
La historia de Lauda, sin embargo, va más allá de los números. Su regreso milagroso en 1976 tras el accidente de Nürburgring, en el que sufrió graves quemaduras, lo convirtió en un símbolo de coraje y determinación. Volvió a las pistas apenas seis semanas después, con el rostro vendado, para pelear por el campeonato que finalmente perdería por un punto frente a James Hunt.
Dos títulos más (1975 y 1977 con Ferrari, 1984 con McLaren) consolidaron su lugar entre los grandes, pero su legado también se extendió fuera de la pista: empresario, consultor, mentor y figura clave en el resurgimiento de Mercedes en la década de 2010.
Monza, el escenario perfecto
El homenaje en Monza no es casual. Fue en este circuito, un 7 de septiembre de 1975, cuando Lauda aseguró su primer título con un tercer lugar que quedó grabado en la memoria de los tifosi, mientras su compañero Clay Regazzoni se llevaba la victoria.
Ahora, medio siglo después, Ferrari revive esa gloria con una decoración que conecta pasado y presente, en el mismo lugar donde Niki escribió una de las páginas más importantes de la historia de la Fórmula 1.
Como dijo Fred Vasseur, director del equipo: “Nuestro objetivo es dar lo mejor para recompensar el apoyo de los tifosi, pero también debemos dejar las emociones a un lado para rendir en pista”.
Pero la emoción, inevitablemente, está ahí. Porque recordar a Niki Lauda es recordar que la Fórmula 1 no solo se mide en vueltas rápidas o títulos, sino en la capacidad de trascender y convertirse en leyenda.