La Fórmula 1 se prepara para otro gran cambio regulatorio en 2026, y no solo será técnico. La FIA trabaja en una actualización del reglamento operativo para frenar las relaciones estrechas entre equipos, conocidas en el paddock como relaciones “equipo A y B”. El objetivo: evitar ventajas deportivas derivadas de colaboraciones internas.

El foco: Red Bull y Racing Bulls

El caso más visible de esta práctica es el vínculo entre Red Bull y su escudería hermana, Racing Bulls (ex AlphaTauri). En 2024, la polémica volvió al centro de la escena cuando Daniel Ricciardo le quitó la vuelta rápida a Lando Norris en el GP de Singapur, impidiendo que McLaren se acercara a Verstappen en el campeonato. Zak Brown, jefe de McLaren, no dudó en ironizar: “¡Qué gran iniciativa de los equipos A y B! No sabía que estaba permitido”.

Ese episodio y otros similares pusieron presión sobre la FIA, que ahora busca endurecer la normativa para reducir este tipo de colaboraciones en pista. Nikolas Tombazis, director técnico de monoplazas, lo deja claro: “Estamos trabajando para frenar a quienes colaboran tan estrechamente que terminan ayudándose en competición”.

¿Qué cambiará?

El plan de la FIA incluye medidas como:

  • Segregación física y tecnológica de los equipos que comparten propietarios o estructuras.
  • Revisión de los sistemas de TI para evitar el intercambio de datos operativos.
  • Mayor control sobre el flujo de personal entre escuderías relacionadas.

Tombazis reconoce que ya existen algunas restricciones, pero asegura que ahora serán más estrictas. “Ya hay condiciones exigentes, pero queremos reforzarlas y dejar todo bien claro”.

Colaboración sí, pero limitada

La iniciativa no busca bloquear por completo los vínculos comerciales. La FIA sigue considerando válidas asociaciones como la de Ferrari y Haas, donde existe un intercambio de componentes, pero con independencia técnica y estratégica.

“El objetivo es que los equipos puedan tener diferentes modelos económicos, sin que eso afecte al desarrollo en pista”, explica Tombazis. En resumen: permitir colaboración industrial, pero evitar ventajas deportivas encubiertas.

2026: el año del gran reinicio

Las nuevas reglas entrarán en vigor con la revolución técnica prevista para 2026, cuando se estrene el nuevo reglamento de chasis y motores. Será un punto de partida no solo en términos de tecnología, sino también de gobernanza interna.

“Queremos que cada equipo juegue su propio juego”, concluye Tombazis. La intención de la FIA es clara: en la nueva era de la Fórmula 1, nadie debe correr con una red de seguridad invisible.