El podio de Nico Hülkenberg en Silverstone sirvió como símbolo de algo más que una buena actuación individual: también recordó el potencial que puede tener un equipo cuando todos sus engranajes funcionan. En el paddock, incluso rivales como Aston Martin se sumaron al brindis por el alemán, quien en el pasado defendió los colores del equipo en sus días como Force India, Racing Point y Aston Martin.

Mientras celebraba, el equipo verde también reflexionaba sobre sus propios avances. Porque aunque los resultados de la temporada 2024 no han sido los esperados, en Silverstone lograron sus primeros puntos dobles del año. Y más allá de lo deportivo, se viene gestando un proceso silencioso, técnico y estructural que puede cambiar el destino de Aston Martin en la Fórmula 1.

Una evolución que no se ve, pero que importa

Después de un prometedor inicio en 2023 —con seis podios en ocho carreras—, el equipo de Silverstone perdió impulso. La falta de consistencia en el desarrollo del auto empezó a pasar factura, y para 2024 llegaron a Mónaco con apenas 14 puntos, todos conseguidos por Lance Stroll.

Cowell (a la izquierda) confía en que el enfoque del equipo aprovechará al máximo la aportación de Newey. Foto: Zak Mauger/Images

Pero desde entonces, el rumbo ha empezado a corregirse. Parte de ello tiene que ver con la llegada de Andy Cowell, el ingeniero que impulsó la hegemonía de Mercedes en la era híbrida y que hoy es CEO y director del equipo Aston Martin. Su enfoque ha traído una cultura basada en el rigor técnico, el método científico y la confianza entre áreas.

“No se trata de imponer, sino de preguntar con profundidad: ¿por qué no lo hacemos con base científica? ¿Por qué no buscamos una ingeniería que realmente funcione?”, explica Cowell. “El enfoque está en hacer las cosas a fondo, sin publicar nada hasta que el trabajo esté completo”.

Tecnología, estructura y un nuevo túnel de viento

Una de las piezas clave en esta reestructuración ha sido la puesta en marcha del nuevo túnel de viento de Aston Martin, que permite al equipo probar sin depender de instalaciones externas, como las de Mercedes. Eso, según Cowell, acelera los ciclos de desarrollo y permite que los datos fluyan con más rapidez desde el diseño hasta las pruebas.

“La verdadera carrera ocurre dentro del equipo: ¿qué tan rápido podemos desarrollar piezas y validarlas sin sacrificar calidad?”, dice el CEO. “No se trata solo de cantidad, sino del ritmo con el que podemos superar a nuestros rivales”.

Aston confía en su nuevo túnel de viento para ofrecer opciones de ingeniería mejores y más rápidas. Foto cortesía de Aston Martin Racing.

Adrian Newey y la mirada hacia 2026

Otro nombre que ha encendido el entusiasmo es Adrian Newey, quien se sumó a Aston Martin para liderar el diseño del monoplaza de 2026. El legendario ingeniero ya trabaja en la arquitectura del coche que deberá integrar el nuevo chasis, la futura unidad de potencia Honda y todos los cambios técnicos que traerá el reglamento.

“Está empujando los límites. Y la gente se emociona cuando trabaja en algo nuevo, desafiante. Esa es la transición que estamos viviendo”, asegura Cowell.

El equipo también se está organizando pensando en el mediano y largo plazo, con una filosofía de mejora continua. Si algo no está listo para la primera carrera de 2026, se evalúa para la quinta, la décima o incluso para 2027. La idea es mantener un desarrollo constante y adaptativo.

Un equipo en sincronía

Para Cowell, el verdadero reto está en cómo coordinar a todo el personal. “Preferimos hablar de responsabilidades, no de rendición de cuentas. Se trata de confiar en que cada uno hará su parte y entregará el testigo con información clara, como en una carrera de relevos.”

Ese maratón de ingeniería —con relevos veloces— es el que Aston Martin ha comenzado a correr. Con instalaciones nuevas, un equipo técnico renovado y figuras como Newey y Cowell a bordo, la escudería verde ya no solo piensa en sumar puntos: sueña con alcanzar la cima en 2026.