El sueño de matrimonio de Lewis Hamilton con Ferrari en la F1 parece encaminarse ya hacia una posible crisis, según informes desde Italia.
Se consideró una unión hecha en el cielo del automovilismo cuando el siete veces campeón del mundo anunció a principios del año pasado que dejaría Mercedes para ir a Maranello.
La marca más comercializable del deporte se alinea con su piloto más comercializable. ¿Qué podría salir mal? Mucho, al parecer.
Tras seis carreras de la temporada 2025, ya se ven grietas profundas, pues ese matrimonio de ensueño se encamina hacia una posible crisis. No son nuestras palabras, sino las de la prestigiosa publicación italiana Gazzetta dello Sport.

La última desgracia de Hamilton y los tifosi se desarrolló frente a una audiencia televisiva mundial el domingo por la noche, mientras la estrella británica luchaba por ocultar su furia y enojo por la estrategia del equipo durante el Gran Premio de Miami.
Parecía apropiado que el inglés dijera “¿Por qué no te tomas un descanso?” mientras esperaba a que su muro de boxes decidiera si su compañero Charles Leclerc debía hacerse a un lado y dejarlo pasar. Su molestia era evidente.
Hamilton terminaría finalmente en un modesto octavo lugar y cuenta con sólo 41 puntos en la clasificación del Campeonato de Pilotos , unos enormes 90 detrás del líder, Oscar Piastri de McLaren.
Mientras tanto, Ferrari ocupa apenas el cuarto lugar en la clasificación de Constructores, a unos vergonzosos 152 puntos del equipo de papaya . Tanto los coches como las caras están ahora en rojo en Maranello.
Los medios italianos reaccionan y “una crisis potencial”
La reacción de los medios italianos ha sido previsiblemente brutal, con la Gazzetta liderando con el sombrío titular: “Hamilton-Ferrari, un matrimonio de lujo que corre el riesgo de convertirse en una crisis”.
El informe afirma que el fichaje de Hamilton por Ferrari generó «un traspaso sensacional, un par de fichajes para soñar». Sin embargo, tras solo seis carreras, afirma que ya se están evidenciando «profundas grietas».

Habla de la frustración de Hamilton desbordándose con esos mensajes de radio, y agrega: “Esas tensas comunicaciones no solo representan un momento de nerviosismo, sino que podrían ser el síntoma de un malestar más profundo dentro del equipo.
“Quizás el episodio se podría haber evitado si antes el muro de boxes hubiera ordenado rápidamente a Leclerc que dejara pasar a Hamilton cuando aún tenía neumáticos medios nuevos, en lugar de esperar tres vueltas de más”.
“En cambio, el retraso provocó un intercambio de posiciones fallido y un posterior “retroceso” que puso nerviosos a ambos pilotos”.
“Y todo esto para nada, teniendo en cuenta que los dos luchaban por la séptima y octava posición”.
Si la acción en la pista ha sido enormemente decepcionante hasta ahora desde que Hamilton y Ferrari se comprometieron, al menos es un golpe de marketing, ¿no? No tan rápido.
La Gazzetta continúa: «La operación Hamilton-Ferrari se ha presentado como una jugada maestra en términos de marketing. Sin duda, el campeón ha atraído nuevos patrocinadores, aumentando el valor de la marca Ferrari. Sin embargo, si los resultados deportivos no llegan, estas ventajas comerciales podrían convertirse rápidamente en un bumerán».
Después de todo, era imaginable. Ferrari se enfrenta ahora a una gestión compleja: por un lado, un campeón consolidado que lucha por adaptarse al nuevo monoplaza y que muestra signos de impaciencia; por otro, un Leclerc que, tras haber crecido en la cuna de Ferrari, representa el presente y el futuro de la Scuderia.

De vuelta a Imola, la presión aumenta
No es probable que las cosas se pongan más fáciles para la Scuderia cuando la F1 llegue a su propio patio trasero, en Imola, la semana que viene. La presión y lo que está en juego son insuperables.
Por supuesto, hay tiempo para revertir la situación: las nuevas regulaciones que entrarán en vigor a principios de junio podrían acelerar esa recuperación. Pero por el momento, el veredicto es incierto, como concluye la Gazzetta:
Incorporar a un piloto del calibre de Hamilton también implica gestionar enormes expectativas, tanto de él como de la afición. Si estas expectativas no se cumplen, la reacción puede ser devastadora: ¿será un fracaso histórico o el inicio de una remontada legendaria?