Explicado de manera muy general, los vehículos de hidrógeno funcionan mediante una pila de combustible en la que se produce una oxidación del hidrógeno para generar electricidad. Así pues, es esta electricidad la que produce la fuerza que da lugar al movimiento. En todo este proceso lo único que se libera es vapor de agua, no hay gases contaminantes
Según el modelo de que se trate, el vehículo tendrá uno o más de un motor eléctrico para proporcionarle movimiento. Además de la pila y del motor eléctrico, el vehículo necesita un tanque para el almacenamiento del hidrógeno. Al poner el coche en marcha, se produce inicialmente la carga de la pila con el hidrógeno. Realizado este proceso, tiene lugar la mezcla con el oxígeno que ha sido previamente comprimido y filtrado por un compresor. De esta manera, ya con esta mezcla, se genera la electricidad que permite poner el coche en movimiento.
Como es lógico pensar, la electricidad se almacenará en una batería para su utilización en lugar de ir directamente al motor. Esta es la mejor manera para asegurar disponibilidad de energía eléctrica constante y evitar pérdidas de fuerza.
Ventajas de los vehículos de hidrógeno
1- Ausencia total de gases contaminantes
Los vehículos de hidrógeno tan solo liberan vapor de agua, al igual que hacen las calderas domésticas actuales, por ejemplo. Este tipo de coches llamados también FCEV que viene del inglés “Hydrogen Fuel Cell Electric” comparten aspectos con el coche eléctrico. En cierto modo es un coche eléctrico, pero con una tecnología diferente. Así pues, esta enorme ventaja de no emisión de sustancias nocivas hace que se contribuya al cuidado del medio ambiente. Por lo tanto, la reducción de los enormes niveles de contaminación actuales es un importante punto a su favor.
2- Mantenimiento de motor sencillo y básico
Sobre todo, comparándolos con los clásicos motores de inyección, su mantenimiento es mínimo, más económico y sencillo. Se trata de una alternativa actual y muy real que están ofreciendo los países más avanzados. Como dato decir que Alemania está destinando una gran partida presupuestaria para el desarrollo estable de esta energía.
3- Tiempos de repostaje mínimos
A la hora de repostar en los vehículos de hidrógeno, nada tiene que ver con los eléctricos, ya que los tiempos son mínimos. En este caso, repostar tan solo llevará entre 3 y 5 minutos de tiempo, algo parecido a los diesel o gasolina. Esto es una gran ventaja en comparación con los 30 minutos mínimo necesarios en los vehículos eléctricos. En cuanto al consumo, los datos arrojan unas cifras en torno a 8,5 € a los 100 km, igualmente similar a los coches de inyección actuales.
4- Silenciosos como los eléctricos pero con mayor autonomía
Ausencia total de ruidos en los vehículos de hidrógeno al igual que los eléctricos a la hora de la conducción. Pero además otra enorme ventaja es la media de kilómetros que pueden recorrer. Con una sola carga, los eléctricos recorren aproximadamente 300 km. de distancia, mientras que los vehículos de hidrógeno pueden llegar a 600 km.
5- Toda la facilidad para aparcar y entrar en zonas restringidas
Los vehículos de hidrógeno son considerados coches limpios y por ello también llevan asociados la pegatina de “Cero emisiones” de la DGT. Al igual que los eléctricos, disfrutarán de todas sus ventajas de circular sin restricciones, poder aparcar en zona SER sin abonar ticket, etc. Además, en situaciones de protocolos anticontaminación en grandes ciudades, se les permite circular libremente.
Como se puede comprobar, las ventajas son muchas y variadas y algunas de ellas tienen relación directa con nuestra economía.