McLaren MCL39: la audacia técnica que cambió el equilibrio en la Fórmula 1

Tras una temporada 2024 que culminó con el título del Campeonato Mundial de Constructores, cuando muchos daban por hecho un nuevo dominio de Red Bull, McLaren no se conformó con la continuidad. Con el MCL39, el equipo de Woking elevó la apuesta con una de las decisiones técnicas más audaces de los últimos años en Fórmula 1.

A simple vista, el monoplaza parecía una evolución lógica. Sin embargo, bajo su carrocería color papaya se escondía una revolución en la suspensión delantera, desafiando uno de los principios más arraigados de la categoría: el paralelismo entre los puntos de montaje de los brazos transversales superior e inferior.

Una geometría frontal que rompe las reglas

La clave está en el brazo superior trasero, ahora montado notablemente más bajo en el chasis, casi a la altura del brazo inferior. Esta disposición genera un punto de anclaje en forma de diamante, diseñado específicamente para maximizar el efecto antihundimiento durante la frenada.

El resultado es un coche que mantiene una estabilidad excepcional en frenadas agresivas y bajo altas cargas laterales, un aspecto crítico en circuitos con curvas rápidas y secuencias de alta exigencia aerodinámica.

Aerodinámica inteligente al servicio del efecto suelo

Más allá del aspecto mecánico, la nueva arquitectura delantera del MCL39 destaca por su refinamiento aerodinámico.
Los brazos superiores, con un perfil orientado “morro arriba”, canalizan el aire hacia abajo, mientras que los brazos inferiores, “morro abajo”, redirigen el flujo hacia arriba. Esta convergencia controla de forma precisa el aire que llega a las entradas de los pontones.

Gracias a esta solución, gran parte del flujo procedente del alerón delantero se dirige hacia la zona inferior del coche, potenciando el efecto suelo, el verdadero núcleo del rendimiento en la actual era reglamentaria.

Dudas iniciales y un tropiezo costoso

Antes del arranque del campeonato en Melbourne, el MCL39 había mostrado una consistencia notable en las pruebas invernales. Sin embargo, su comportamiento con bajo nivel de combustible generó algunas dudas, especialmente por una cierta inestabilidad del eje trasero en curvas rápidas.

Para explotar todo su potencial aerodinámico y de suspensión, el coche requería una altura de carrocería extremadamente baja, un enfoque que terminó siendo costoso en el Gran Premio de Las Vegas, donde ambos McLaren fueron descalificados por desgaste excesivo del fondo plano.

Aunque este episodio pudo haber comprometido las aspiraciones de Lando Norris al título, el rendimiento global del coche permitió que el equipo absorbiera el golpe. Cuando un monoplaza puede permitirse un fin de semana sin victoria y aun así asegurar los campeonatos de Constructores y Pilotos, el problema pasa a ser un detalle más que una debilidad estructural.

Dominio en carrera y gestión de neumáticos

Donde el MCL39 realmente marcó diferencias fue en condiciones de carrera. En seco, en mojado, con calor o temperaturas bajas, los pilotos de McLaren destacaron por una gestión de neumáticos ejemplar.

La innovadora geometría delantera permitió un desgaste más constante y predecible que el de sus rivales directos como Red Bull, Ferrari o Mercedes. Este comportamiento llamó la atención incluso fuera del equipo: en Japón, Red Bull captó imágenes térmicas que mostraban que los frenos traseros del McLaren operaban a temperaturas más bajas que los del resto de la parrilla.

La FIA investigó el caso y zanjó la polémica: McLaren no utilizó ningún sistema ilegal, sino una gestión más eficiente del flujo de aire para refrigerar los discos traseros.

Un coche pensado también para 2026

Más allá de los resultados inmediatos, el MCL39 deja una señal clara de futuro. Su filosofía de diseño encaja de forma natural con el reglamento técnico de 2026, que reducirá el ancho del alerón delantero y aumentará aún más la importancia de la gestión del flujo de aire y la estabilidad del coche.

En ese escenario, McLaren parece haber tomado ventaja antes que sus rivales. El MCL39 no solo fue el coche que llevó al equipo a la cima, sino también una declaración de intenciones de cara a la próxima era de la Fórmula 1.

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