La clasificación del Gran Premio de Brasil dejó una pregunta flotando en el paddock: ¿qué ha pasado con Red Bull y Max Verstappen? El neerlandés, que hasta hace pocas semanas lideraba con autoridad, atraviesa uno de los momentos más desconcertantes de la temporada, mientras McLaren y Ferrari parecen haber tomado la delantera en ritmo puro.
Un bajón que sorprende
En las últimas semanas, Oscar Piastri había sido el foco de atención por su bajón de rendimiento, con dificultades en Austin y México. Pero ahora, el turno de la preocupación ha pasado a Verstappen.
En México, los problemas del tricampeón quedaron parcialmente disimulados por su tercer lugar y el brillo de otros pilotos, pero en Brasil la situación se agravó: una clasificación decepcionante en la Sprint, un cuarto puesto en esa carrera corta y, finalmente, una eliminación en la Q1 del sábado.
Fue su primera caída en Q1 por ritmo puro en toda su carrera en la Fórmula 1. En sus seis eliminaciones anteriores, siempre había mediado una penalización o una estrategia premeditada. Esta vez, no hubo excusas.
“Nada parece funcionar”
Verstappen no ocultó su frustración tras la sesión:
“Primero que nada, tenemos que entender cuáles son nuestros problemas. Simplemente no ha ido bien”, declaró. “Parece que no entendemos por qué las cosas van así. Cambiamos muchas cosas en el coche y no lo comprendemos… nada parece funcionar”.

El neerlandés comparó la situación con lo vivido en México, aunque señaló que el comportamiento del auto en Interlagos fue aún más errático:
“Diría que la sensación es similar, pero algo no termina de arrancar en nuestro auto en este momento”.
El contraste es llamativo. El año pasado, partiendo 17.º, Verstappen remontó para ganar en Brasil con un auto competitivo bajo cualquier condición. Hoy, el RB21 luce impredecible y sin agarre, incluso con cambios drásticos de puesta a punto.
Las actualizaciones, en el punto de mira
Una posible causa está en las actualizaciones introducidas recientemente. Coincidiendo con sus dificultades en Ciudad de México y São Paulo, Red Bull estrenó un nuevo suelo que, lejos de mejorar el rendimiento, parece haber desbalanceado el auto.
El equipo probó volver a la especificación anterior en Brasil, pero el resultado fue aún peor.
“Claramente, algo no está funcionando. Normalmente, cuando cambias la configuración, hay alguna reacción… pero no la hay, así que algo va muy mal”, reconoció Verstappen.
El problema no sería solo aerodinámico, sino también de comportamiento general: el monoplaza no responde a los ajustes como antes, lo que limita el margen de reacción del equipo durante el fin de semana.
¿Hora de tomar riesgos?
Con un 16.º puesto de salida y pocas perspectivas de remontar, Red Bull podría optar por una medida extrema: salir desde boxes el domingo, lo que permitiría romper el parque cerrado y modificar completamente la configuración del auto, incluso montar una nueva unidad de potencia.
El movimiento sería arriesgado, pero el equipo de Laurent Mekies ya no tiene mucho que perder.
“En la situación en la que estamos, eso no va a funcionar. Con este tipo de actuaciones, quiero decir, olvídalo”, admitió Verstappen al hablar sobre sus opciones en el campeonato.
Una noche clave antes de Las Vegas
A falta de tres fechas para el cierre de la temporada, el equipo de Milton Keynes se encuentra ante una disyuntiva: arriesgarlo todo en Interlagos o concentrarse en revertir el rumbo para la triple jornada final que comenzará en Las Vegas.
Por ahora, las dudas superan a las certezas, y el ritmo dominante de Red Bull parece haberse esfumado justo en el momento más inoportuno.
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