La Casa Blanca se prepara para ofrecer un respiro a los fabricantes de automóviles estadounidenses, tras meses de presión del sector para mitigar los efectos de los aranceles récord sobre las importaciones de vehículos y piezas.

Según fuentes cercanas al tema, el Departamento de Comercio anunciará en los próximos días una prórroga de cinco años a un acuerdo que permite a los fabricantes reducir los aranceles pagados por componentes importados. La disposición, que originalmente debía expirar a los dos años, representa un alivio significativo para las marcas que dependen de cadenas de suministro internacionales.

El anuncio podría realizarse el 17 de octubre, como parte de un paquete de medidas comerciales que también formalizará los aranceles a camiones importados.

La presión de la industria da resultado

El cambio llega tras una intensa campaña de lobby encabezada por Ford y General Motors, preocupadas por el impacto de los aranceles impuestos durante la administración Trump sobre vehículos, piezas y materiales como el acero y el aluminio. Las acciones de las principales automotrices reaccionaron con optimismo: GM subió hasta 3,8 %, mientras que Ford y Stellantis también avanzaron en bolsa.

Jim Farley, CEO de Ford, ha señalado que el acuerdo comercial entre Estados Unidos y Japón ha generado una desventaja para los fabricantes locales, al permitir que rivales como Toyota Motor Corp. se beneficien de menores costos laborales y cambiarios. Bajo ese pacto, los aranceles a las importaciones de automóviles japoneses se redujeron del 27,5 % al 15 %.

Hasta ahora, las automotrices podían compensar parcialmente el arancel del 25 % sobre las piezas importadas mediante un sistema de reembolso escalonado que beneficiaba la producción nacional. Esa compensación, que iba del 3,75 % al 2,5 % del valor del vehículo fabricado en EE. UU., estaba programada para desaparecer el próximo año.

La extensión del acuerdo mantendría ese alivio por cinco años más, ayudando a preservar la competitividad de la manufactura estadounidense frente a sus principales rivales asiáticos.

Un respiro con cautela

Aunque la medida apunta a estabilizar los costos de producción y evitar aumentos de precios al consumidor, la tensión comercial global sigue siendo alta. Los aranceles de 25 % sobre vehículos ensamblados siguen vigentes, y solo Canadá y México cuentan con exenciones por su integración bajo el acuerdo comercial de América del Norte (USMCA).

Para la industria automotriz estadounidense, el nuevo alivio no resuelve todos los desafíos, pero ofrece algo de oxígeno en un entorno económico y político que seguirá definiendo el rumbo de las próximas inversiones.