Mercedes-AMG Petronas aprovechó el Gran Premio de Azerbaiyán para estrenar una innovación con potencial de largo alcance: el uso de un compuesto de fibra de carbono que incorpora un 30% de materiales de origen biológico en piezas clave de su monoplaza W16.
Estreno en condiciones de carrera
El experimento se aplicó a los protectores de rueda del conducto de freno trasero, un elemento crucial para la aerodinámica y la gestión térmica. George Russell, quien finalizó segundo en Bakú, corrió con esta nueva especificación, marcando la primera vez que el equipo utiliza este tipo de material en una pieza de alto rendimiento en un Gran Premio.
Tecnología con enfoque circular
El avance se basa en una resina especial desarrollada junto a Syensqo, en la que el 30% de los componentes tradicionales se sustituye por elementos derivados de subproductos de biocombustibles (como el biodiésel). Esta integración responde a un modelo de economía circular, aprovechando residuos para crear materiales de competición.
Hacia la neutralidad de carbono
La iniciativa se alinea con el plan de sostenibilidad de Mercedes y la visión de Toto Wolff de convertir la F1 en el “laboratorio de pruebas más rápido del mundo”. El equipo se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono en 2040, y este tipo de materiales renovables representa un paso concreto en ese camino.
El reto técnico no es menor: la fibra de carbono, que aporta cerca del 60% del peso del compuesto, depende de una resina que garantice la máxima integridad mecánica. Incorporar un componente renovable sin comprometer el rendimiento es un avance que podría redefinir la construcción de monoplazas en los próximos años.