Max Verstappen no quiere levantar el pie del acelerador. Apenas unos días después de ganar en Monza, el cuatro veces campeón del mundo de Fórmula 1 aprovechará su fin de semana libre antes del Gran Premio de Bakú (19-21 de septiembre) para participar en el Campeonato de Resistencia de Nürburgring (NLS), certamen en el que compite su propio equipo, Verstappen.com Racing.
El neerlandés apunta a un objetivo claro: sumar experiencia para poder correr las 24 Horas de Nürburgring en 2026. Para ello necesita el permiso Nordschleife, que exige completar al menos 14 vueltas limpias en dos rondas de la NLS.
“Está en discusión ahora mismo. Obviamente, no tengo mucho tiempo con mi agenda”, explicó Verstappen. “En mi opinión, es más peligroso que la F1 conducir un coche más pequeño como los GT3. Se trata principalmente del nivel de agarre, del asfalto y de los límites de la pista”.
Camino obligatorio: de un GT4 a un Ferrari 296 GT3
La DMSB, federación alemana de automovilismo, fue clara: no hay trato especial para Verstappen. Para debutar con el Ferrari 296 GT3 de su escudería, antes deberá pasar por una categoría inferior, compitiendo con un Porsche Cayman GT4 CS del equipo Lionspeed GP, como ya hicieron pilotos cercanos a él como Thierry Vermeulen o Chris Lulham.
Si completa este fin de semana sin contratiempos, Verstappen podría ampliar su participación a las últimas dos fechas del campeonato (26-27 de septiembre y 10-11 de octubre), ambas en fines de semana libres de F1.
Un reto distinto
El movimiento no es solo un pasatiempo: el holandés busca diversificar su experiencia y dar un paso hacia una de las carreras de resistencia más exigentes del mundo. Mientras Red Bull y la F1 lo mantienen en la cima, Nürburgring lo espera como un desafío completamente distinto, donde la técnica, la gestión del tráfico y la resistencia pesan más que la pura velocidad