El tetracampeón alemán alerta sobre los desafíos técnicos del reglamento 2026, aunque respalda la necesidad de que la Fórmula 1 evolucione hacia un modelo más sostenible.
La Fórmula 1 avanza hacia una nueva era técnica en 2026, pero no todos están conformes con la dirección del proyecto. Entre las voces críticas, destaca la de Sebastian Vettel, tetracampeón del mundo y figura muy activa en el debate sobre el futuro del automovilismo, quien ha expresado sus dudas sobre la normativa que marcará el fin del efecto suelo y la llegada de monoplazas con aerodinámica activa.
La FIA, a través de su director deportivo Nikolas Tombazis, intentó llevar calma la semana pasada asegurando que el reglamento aún no está cerrado y que las pruebas en curso permitirán pulir detalles clave. “El producto aún no está terminado”, aclaró el ingeniero griego.
Vettel y sus reservas
En una entrevista con Auto Motor und Sport, Vettel reconoció sentirse escéptico:
“El nuevo reglamento aún no me convence del todo. La recuperación de energía es excelente, pero limitarla al eje trasero e ignorar el delantero no me parece lógico”.
El alemán también cuestionó la complejidad de los futuros motores híbridos y la gestión de energía en carrera, temiendo que la estrategia de carga y descarga de baterías reste protagonismo a la acción en pista.
Otro de los puntos señalados por Vettel es el peso de los coches, que pese a la reducción anunciada sigue considerándolo excesivo:
“Estamos avanzando un poco en esa dirección, pero es solo una gota en el océano. Los coches son demasiado pesados. Deberían incluso pesar 200 kilos menos”.
Eficiencia y espectáculo
Lejos de rechazar la evolución, Vettel insiste en que la Fórmula 1 debe equilibrar su responsabilidad ambiental con la esencia competitiva que la distingue:
“Tenemos que mantenernos fieles a lo que conocemos, pero debe ser más respetuoso con el medio ambiente. Sería una pena que el automovilismo tal como lo conocemos desapareciera, pero es normal que evolucione”.
Con menos de un año para el debut del nuevo reglamento, la F1 enfrenta un reto: convencer tanto a sus protagonistas como a los aficionados de que la próxima revolución será capaz de unir eficiencia, espectáculo y competitividad.