Porsche ajusta su rumbo tras años de crecimiento histórico

Porsche ante un punto de inflexión: cambios estratégicos, presión de costos y una nueva etapa de liderazgo

Cuando Oliver Blume se despidió de los empleados de Porsche en una asamblea pública celebrada a comienzos de este mes en Stuttgart, el ambiente fue llamativamente positivo. Hubo aplausos reiterados y palabras de agradecimiento para el ejecutivo de 57 años, que a partir de enero concentrará todos sus esfuerzos en su rol como director ejecutivo del Grupo Volkswagen.

Su sucesor será Michael Leiters, quien se incorporará a Porsche procedente de McLaren a inicios del próximo año.

Blume deja atrás una década excepcional al frente de la marca. Cuando asumió como CEO en 2015, tras desempeñarse como jefe de producción, Porsche entregaba alrededor de 225.000 vehículos al año y contaba con unos 25.000 empleados. En 2023, las entregas alcanzaron las 310.000 unidades y la plantilla creció hasta cerca de 42.000 personas.

Durante ese período, los márgenes operativos promediaron cerca del 16 %, lo que permitió a la compañía otorgar generosas bonificaciones a sus empleados, en algunos casos superiores a los 9.000 euros.
“Los últimos diez años representan la década más exitosa en la historia de la compañía, en productos, automovilismo deportivo y resultados financieros”, afirmó Blume.

Un contexto que cambió drásticamente

Ese escenario, sin embargo, ha cambiado de forma abrupta. La debilidad del mercado chino, sumada a otros desafíos como una estrategia de electrificación menos clara de lo previsto y el impacto de los aranceles estadounidenses, ha llevado a Porsche a una situación inédita en los últimos años.

En el tercer trimestre, la compañía reportó pérdidas, y para 2025 las previsiones indican que Porsche apenas superaría el punto de equilibrio.

Giro en la estrategia de producto

En septiembre, Porsche anunció un ajuste significativo en su hoja de ruta eléctrica, tras unas ventas más lentas de lo esperado para sus modelos eléctricos, incluido el nuevo Macan eléctrico.

De cara a la próxima década, la marca ha confirmado que:

  • Desarrollará un SUV eléctrico de tres filas, ubicado por encima del Cayenne, que también contará con versiones de combustión e híbridas enchufables.

  • Habrá un sustituto del Macan con motor de combustión.

  • El Panamera y el Cayenne conservarán opciones híbridas enchufables y de combustión cuando sean renovados.

Este cambio de estrategia obligó a Porsche a realizar una amortización de aproximadamente 1.800 millones de euros.

Ajustes internos y presión sobre los costos

Con el objetivo de recuperar márgenes de dos dígitos incluso con menores volúmenes, la compañía deberá reducir costos por varios miles de millones de euros en los próximos años. Las negociaciones del denominado “Paquete Estructural II” ya están en marcha y contemplan medidas como:

  • Reducción de primas y bonificaciones por antigüedad

  • Ajustes en el personal administrativo

  • Endurecimiento de las normas de teletrabajo

  • Eliminación de pausas adicionales en la línea de montaje

  • Reducción en el número de aprendices y ajustes en las contribuciones a planes de pensiones

Aunque desde el comité de empresa se advierte que uno de cada cuatro puestos podría estar en riesgo, la dirección sostiene que el foco está menos en despidos directos y más en una reducción estructural de los costos laborales.

Producción a medida como posible vía de crecimiento

Uno de los puntos estratégicos que podría abrir oportunidades es la expansión de la producción personalizada. Porsche obtiene márgenes elevados con modelos de alta gama, como el 911 GT3, altamente configurables y con fuerte componente artesanal.

Si esta área se amplía, podría requerir más mano de obra especializada y espacio adicional en la planta de Zuffenhausen. En ese contexto, incluso se ha debatido el futuro del Taycan, actualmente producido en un solo turno y afectado por volúmenes más bajos de lo esperado.

Una nueva etapa bajo Michael Leiters

Porsche no prevé despidos directos, ya que el acuerdo de estabilidad laboral se extiende hasta agosto de 2030. Cualquier reducción de plantilla debería realizarse mediante jubilaciones anticipadas, salidas voluntarias o programas de indemnización.

Las negociaciones sindicales podrían extenderse hasta el primer trimestre de 2026, un calendario que le dará margen al nuevo CEO, Michael Leiters, para empezar a dejar su impronta en la compañía. Su experiencia previa en McLaren, donde logró devolver estabilidad financiera a la marca, genera expectativas moderadas pero positivas.

Porsche entra así en una fase de reajuste profundo: menos euforia, más realismo y decisiones estratégicas clave para sostener su competitividad en un mercado cada vez más complejo.

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