La gran apuesta de Honda por los vehículos eléctricos terminó afectando severamente sus resultados en el último período fiscal. El fabricante japonés reportó una pérdida operativa de 73.000 millones de yenes (480,9 millones de dólares) en su división automotriz, impactada más por los costos de electrificación que por los recientes aranceles estadounidenses.

En los seis meses hasta septiembre, Honda registró un cargo único de 223.700 millones de yenes (1.500 millones de dólares) por amortizaciones y gastos vinculados a su estrategia eléctrica. Esto incluyó deterioros de modelos de baja venta en EE.UU. y ajustes en inversiones futuras que han sido retrasadas o replanteadas.

Por comparación, las nuevas políticas arancelarias en Estados Unidos representaron un costo menor: 164.300 millones de yenes (1.100 millones de dólares) durante el mismo período.

“La electrificación se retrasará, por lo que necesitamos revisar significativamente nuestros planes de inversión futuros, incluyendo el volumen y el número de modelos”, explicó la vicepresidenta ejecutiva Noriya Kaihara, quien anticipó un entorno de mercado “considerablemente más difícil”.

El ajuste también responde a un contexto global en el que varios fabricantes están reduciendo o cancelando programas eléctricos debido al descenso de la demanda tras la finalización de incentivos fiscales en EE.UU.

Honda fue uno de los más golpeados entre los fabricantes japoneses por su apuesta temprana y ambiciosa: invirtió miles de millones en nuevas plantas en Estados Unidos y Canadá, y fue el único en fijar una fecha para eliminar los motores de combustión interna hacia 2040.

El CEO Toshihiro Mibe ya había advertido en mayo que sería necesario reducir drásticamente los objetivos de inversión y ventas eléctricas, ajustando la meta global a 700.000–750.000 unidades en 2030, muy por debajo de los 2 millones previstos originalmente.

A estos desafíos se sumó la escasez mundial de semiconductores, causada por la disputa entre China y Países Bajos sobre el fabricante Nexperia, lo que forzó paralizaciones en las plantas norteamericanas y pérdidas adicionales de 150.000 millones de yenes (1.010 millones de dólares). Honda prevé retomar la producción completa la semana del 21 de noviembre.

En medio de esta situación, la compañía reafirmó en la más reciente edición del salón de Tokio su visión eléctrica con la nueva Serie 0, que incluye un crossover y un hatchback deportivo que llegarán al mercado en los próximos dos años. Sin embargo, incluso esos proyectos están bajo revisión.

Kaihara reconoció que las ventas de vehículos eléctricos en China han sido “decepcionantes” debido a sus altos precios y falta de tecnología de conducción autónoma, factores que obligaron a posponer el lanzamiento de nuevos modelos.


Un ajuste con consecuencias estratégicas

El caso Honda evidencia cómo el giro acelerado hacia la electrificación puede tensionar la rentabilidad incluso de fabricantes consolidados. La compañía se enfrenta ahora al reto de equilibrar su compromiso con la movilidad eléctrica con una estrategia más realista de inversión y desarrollo, en un escenario global que redefine los tiempos y costos del cambio tecnológico.