Nissan Motor Co. avanza en un amplio proceso de reestructuración global que incluye el cierre de seis de sus siete fábricas fuera de los principales centros productivos, así como la venta de su sede central en Yokohama, que la compañía volverá a ocupar bajo un contrato de arrendamiento por 20 años.

“En el sector manufacturero, hemos completado seis de las siete acciones específicas en los sitios”, confirmó  Ivan Espinosa, director de Nissan, durante una reciente conferencia. “También estamos optimizando los activos para generar valor. Esto garantiza la presencia y el compromiso continuos de Nissan con Yokohama, al tiempo que asegura que no haya ningún impacto en los empleados ni en las operaciones”.

La decisión forma parte de una política de austeridad y racionalización de activos, con la que Nissan busca fortalecer su posición financiera y adaptar su capacidad productiva a la nueva realidad del mercado automotriz global, marcada por la electrificación y la menor demanda de vehículos de combustión interna.

Infiniti, en proceso de reconstrucción

Otro de los puntos clave del nuevo plan es la renovación de Infiniti, la marca premium del grupo, que actualmente atraviesa una etapa de transición. Con el cese de producción de los modelos QX50 y QX55, la gama de Infiniti se reducirá temporalmente a tres modelos: el sedán Q50, el crossover QX60 y el SUV QX80.

El director de rendimiento de Nissan, Guillaume Cartier, confirmó que la compañía trabaja en una reconstrucción completa del portafolio, con el objetivo de contar con al menos cinco vehículos en los próximos años. “La gama de Infiniti se renovará”, afirmó Cartier durante su participación en la más reciente edición del salón de Tokio.

Entre las futuras incorporaciones se encuentran el crossover mediano QX65, un nuevo sedán —probablemente el sucesor del Q50— y un nuevo SUV de entrada que podría compartir plataforma y tecnología con el Nissan Rogue, incluyendo el sistema híbrido e-Power.

Una nueva etapa industrial

En cuanto a la última planta pendiente de cierre, Nissan no ha brindado detalles, aunque se estima que las fábricas de Smyrna (Tennessee) y Canton (Mississippi) continuarán operando debido a los aranceles estadounidenses y la necesidad de producir localmente.

La planta británica de Sunderland, que recientemente recibió importantes inversiones para fabricar vehículos eléctricos, también queda fuera de los recortes, al igual que las instalaciones de Tochigi y Kyushu en Japón.

Con operaciones activas en Brasil, Tailandia y China, la marca japonesa busca ahora concentrar su producción en regiones estratégicas, reducir costos y acelerar la electrificación de su gama global.

Nissan entra así en una nueva fase de consolidación, marcada por decisiones financieras de gran impacto y una renovación profunda de su oferta de productos, en la que Infiniti podría jugar un papel clave dentro del segmento premium electrificado.