El Circuito de las Américas es anterior al auge estadounidense de la Fórmula 1, y se nota: menos atención a los VIP y más a los aficionados “de verdad”. Con una asistencia de 430.000 personas en 2024, es una de las carreras con mayor público del calendario, y puede afirmarse con convicción que es la más destacada entre las doce sedes estadounidenses que la F1 ha visitado en los últimos 70 años.

Para los aficionados, hay innumerables miradores espectaculares; para los pilotos, un trazado desafiante y variado, con las rápidas curvas de la 3 a la 9 como punto culminante. Aunque rara vez lo mencionan entre sus favoritos absolutos, el COTA está sin duda entre los mejores.

Esta es una pista que lo tiene todo, incluyendo algo que Miami y Las Vegas no pueden ofrecer: un desnivel de poco más de 40 metros. Puede que no parezca mucho, pero se aprovecha al máximo, y la subida del 11 % hasta la lenta curva 1 —tomada en primera por Lando Norris durante su vuelta de pole en 2024— se ha convertido en la curva emblemática del circuito.

Las ondulaciones, combinadas con el amplio rango de velocidades en curva, complican la puesta a punto en la generación actual de coches por el riesgo de tocar fondo, algo que llevó a la exclusión del Ferrari de Charles Leclerc y el Mercedes de Lewis Hamilton después de la carrera de 2023.

Las curvas siguientes empiezan rápidas: planas en la 3, a unos 275 km/h en la 4, y luego a unos 160 km/h en la 8. Es una de las mejores combinaciones del calendario, donde los errores se multiplican fácilmente y el tiempo se esfuma. Un híbrido entre la sección “Snake” de Suzuka y el complejo Maggotts/Becketts de Silverstone. Un verdadero espectáculo, tanto en pista como en televisión.

Nadie habla mucho de la horquilla que sigue, una curva a izquierdas convencional en primera, pero que puede consumir mucho tiempo, especialmente en los autos actuales, donde la carga aerodinámica delantera a baja velocidad es un factor clave. Desde ahí, los monoplazas se lanzan por la larga pendiente hasta la curva 12, antes de entrar en el sector final: una sección de frenadas combinadas, curvas enlazadas y la triple a derechas 16-18, tomada a fondo, que conduce hacia la curva 19 en sexta marcha, y finalmente la lenta curva 20 que devuelve a la recta principal.

Es la variedad de curvas lo que hace tan exigente al COTA. Las secciones rápidas exigen mucha energía de los neumáticos, y aunque en 2024 la carrera se resolvió con una sola parada, incluso en clasificación los pilotos deben gestionar el agarre para mantener el equilibrio a lo largo de la vuelta. Además, el circuito nunca deja de evolucionar: está construido sobre suelo blando y sufre erosión hídrica, lo que obliga a constantes repavimentaciones. Los pilotos de MotoGP han sido especialmente críticos, y cada año la superficie ofrece matices nuevos.

En resumen, el Circuito de las Américas sigue siendo un verdadero examen de destreza para ingenieros y pilotos. La altimetría, la variedad de curvas y el comportamiento cambiante del asfalto lo convierten en un escenario donde el rendimiento nunca es estático. Si las temperaturas acompañan y el viento no juega una mala pasada en la recta trasera, Austin promete una de las carreras más completas del calendario: con espacio para adelantamientos, exigencia técnica y una atmósfera que, a diferencia de otros destinos estadounidenses, mantiene viva la esencia pura de la Fórmula 1.