Por tercera carrera consecutiva, Max Verstappen volvió a colocar a Red Bull en la lucha directa con McLaren, esta vez con un sólido segundo puesto en Singapur. Aunque Oscar Piastri y Lando Norris siguen marcando el ritmo de la temporada, el neerlandés y su equipo parecen haber encontrado el equilibrio que habían perdido a mitad de año.
Un regreso sostenido
Después de las victorias en Monza y Bakú, y un nuevo podio en Marina Bay, Verstappen ha recuperado sensaciones al volante del RB21, un monoplaza que durante el verano parecía lejos de su mejor versión. La clave del cambio, según el propio equipo, está en la introducción del nuevo suelo plano que debutó en Italia y que transformó el comportamiento aerodinámico del coche.
Con ese paquete, Red Bull logró no solo acercarse a McLaren, sino también demostrar que sigue teniendo margen de desarrollo antes del cierre del ciclo técnico actual.
Mekies: un avance con doble propósito
El director del equipo, Laurent Mekies, confirmó que el progreso del RB21 forma parte de una estrategia más amplia que abarca tanto el presente como el futuro inmediato de la escudería.
“Era y es muy importante que entendiéramos si el proyecto del monoplaza 2025 ofrece mayor rendimiento”, explicó Mekies a The Race. “Es fundamental llegar al fondo del asunto, porque desarrollaremos el coche del próximo año con las mismas herramientas y metodología, aunque el reglamento técnico cambie radicalmente para 2026”.
El objetivo, según Mekies, es doble: mantener a Verstappen en la pelea por el título en el corto plazo y, al mismo tiempo, validar la precisión del proceso de desarrollo antes del gran salto reglamentario.
“Comprender los cambios que nos han llevado a este nivel de rendimiento nos dará confianza para el próximo invierno”, añadió.
Un equilibrio costoso
Sin embargo, Mekies admite que esta ofensiva técnica tiene un coste. Con recursos limitados y un equipo que ya debe destinar parte de su capacidad al desarrollo del nuevo reglamento 2026, cada mejora aplicada al RB21 implica un compromiso.
Aun así, Red Bull parece dispuesto a correr ese riesgo: consolidar la confianza interna y mantener el impulso competitivo de Verstappen podría valer tanto como un título, incluso si el precio es un arranque más lento en la nueva era técnica.
Pronóstico: si el ritmo mostrado en Singapur se mantiene en Austin y México, Red Bull podría cerrar 2025 en plena forma, pero con una pregunta en el aire: ¿cuánto de su energía habrá dejado en esta batalla antes de 2026?