El automovilismo mundial despide a Claudio Lombardi, ingeniero italiano que dejó una huella imborrable en el rally y la Fórmula 1. Lombardi falleció a los 83 años, tras una vida dedicada a los motores, su gran pasión.

Graduado en mecánica por la Universidad de Bolonia, se incorporó en 1967 al departamento de investigación de Fiat en Turín. Allí comenzó una carrera que lo llevaría a la cima del deporte motor. En 1975 se unió a la Squadra Corse HF Lancia junto con Cesare Fiorio y Sergio Limone, asumiendo el cargo de director técnico.

Durante la era dorada de Lancia en el Mundial de Rally, Lombardi fue responsable de la creación y desarrollo de modelos legendarios como el Rally 037, el Delta Grupo A y el S4 Grupo B. Bajo su gestión técnica, Lancia conquistó siete títulos de Constructores y cuatro de Pilotos entre 1983 y 1991, con figuras como Juha Kankkunen y Massimo Biasion.

El Ferrari 412T1B de Gerhard Berger camino a la victoria en el GP de Alemania de 1994. Foto: DPPI

En 1989 dio el salto a la Scuderia Ferrari, de la mano de Cesare Fiorio. Tras un breve paso como director de equipo en 1991, regresó a su área de especialidad: los motores. Desde allí sentó las bases del V12 que marcó la última gran etapa de Ferrari con este propulsor, vigente hasta 1995. Fue parte del desarrollo de los monoplazas con los que Gerhard Berger y Jean Alesi lograron victorias en aquella década.

Ya lejos de la F1, Lombardi continuó vinculado a la ingeniería. Colaboró con Aprilia en el desarrollo del motor V4 de 65° para la RSV4, protagonista del Mundial de Superbikes con títulos para Max Biaggi y Sylvain Guintoli. En sus últimos años, también se dedicó a la política local y a causas medioambientales.

El legado de Claudio Lombardi es el de un ingeniero brillante, innovador y apasionado, que dejó su sello tanto en el rally como en la Fórmula 1 y en las dos ruedas. A su familia y seres queridos, AutoMundo transmite sus más sinceras condolencias.