Cadillac parece haber encontrado su dupla de pilotos para el esperado debut en la Fórmula 1 en 2026. Según las últimas informaciones, Valtteri Bottas y Sergio Pérez estarían encaminados a convertirse en los rostros del proyecto estadounidense, una elección que, lejos de representar el aire fresco de una nueva generación, responde más bien a un movimiento pragmático para cimentar las bases del equipo.

Bottas, experiencia inmediata

El piloto finlandés, actualmente ligado a Mercedes como reserva, parecía haber cerrado su ciclo en la Fórmula 1 tras su salida de Sauber en 2024. Sin embargo, su nombre vuelve a escena con Cadillac. Sus últimos resultados no fueron brillantes —cerró 2024 sin sumar puntos—, pero su trayectoria previa con Mercedes aún pesa: 101 apariciones consecutivas en Q3, podios regulares y un papel clave en los años de dominio de la escudería alemana.

Más allá de los números recientes, Bottas ofrece algo que un debutante difícilmente podría dar: consistencia, conocimiento técnico y la capacidad de aportar referencias sólidas para el desarrollo del monoplaza.

Pérez, garantía competitiva

En el otro asiento, Sergio Pérez aparece como la opción más sólida en cuanto a resultados recientes. Subcampeón del mundo en 2023 detrás de Max Verstappen, “Checo” se ha ganado un lugar en la historia de Red Bull como el único compañero del neerlandés capaz de acompañarlo en un doblete de campeonato.

A ello se suman hitos como su victoria en Baréin 2020 con Racing Point y su larga trayectoria de podios en diferentes equipos. Además, el piloto mexicano aporta algo clave para un debutante como Cadillac: visibilidad global y un peso comercial importante gracias a su popularidad en mercados estratégicos.

Una dupla de transición

Con Bottas y Pérez, Cadillac no apuesta por el futuro inmediato de la F1, sino por una base estable para entrar en un campeonato extremadamente competitivo. Ambos pilotos rondarán los 35 años en 2026, lo que hace improbable que representen el largo plazo de la escudería.

El movimiento se interpreta como un plan de transición: dos pilotos experimentados que aportan prestigio, patrocinio y conocimiento técnico, mientras Cadillac gana tiempo para consolidar su estructura y definir una alineación más joven en años posteriores.

El reto será que esta apuesta pragmática no limite las aspiraciones de un equipo que busca hacerse un lugar en la F1 moderna, donde el talento emergente y el desarrollo acelerado son cada vez más decisivos.