Más de diez años después de abandonar la parrilla, el nombre de Caterham vuelve a sonar en la Fórmula 1. Esta vez, impulsado por Saad Kassis-Mohamed, un joven inversor kuwaití de 24 años que, a través de su firma SKM Capital, ha anunciado su intención de devolver la marca al Gran Circo en 2027.

La propuesta llama la atención por el contraste entre la juventud de su impulsor y la complejidad del reto. Kassis-Mohamed, graduado en finanzas por Oxford y fundador de la organización sin ánimo de lucro WeCare, apareció en la lista 30 Under 30 de Forbes en 2024. Sin embargo, su salto al mundo de la Fórmula 1 parece más un proyecto de alto riesgo que un plan con bases sólidas.

La Fórmula 1 ahora opera con garantías financieras más claras y un marco técnico estable, lo que la hace atractiva para los inversores”, declaró a Sportstar. No obstante, la historia reciente demuestra que incluso grupos con respaldo industrial, como Andretti en alianza con General Motors, han visto cerrada la puerta de la parrilla.

Un pasado sin gloria y un presente incierto

Entre 2012 y 2014, Caterham disputó tres temporadas sin lograr un solo punto, con un undécimo lugar de Vitaly Petrov en Brasil 2012 como mejor resultado. La aventura terminó en bancarrota y con un regreso simbólico en Abu Dabi 2014, financiado por una campaña de crowdfunding.

Hoy, Kassis-Mohamed plantea dos rutas: comprar un equipo existente o esperar a una futura licitación de la FIA. En ambos escenarios, el camino luce empinado. El mercado de equipos en F1 es cerrado, los fabricantes de motores ya están comprometidos con alianzas a largo plazo, y la FIA ha mostrado ser extremadamente selectiva para nuevas entradas.

¿Renacimiento o espejismo?

Aunque el nombre Caterham conserva cierta resonancia en el automovilismo, en la F1 no dejó más que un historial de frustraciones. Y aunque una marca reconocible podría acortar la curva de marketing, no soluciona los obstáculos financieros, técnicos y políticos que supone entrar a la categoría.

El proyecto kuwaití despierta titulares, pero por ahora no parece más que una idea tan audaz como improbable. En un paddock donde incluso gigantes con músculo industrial han sido rechazados, pensar en un regreso de Caterham en 2027 suena más a ilusión que a una realidad cercana.