El organismo trabaja en ajustes para equilibrar el aumento de potencia eléctrica con la gestión energética, buscando evitar caídas de rendimiento y mantener el espíritu competitivo de la categoría.

A pocos meses de que entren en vigor las nuevas regulaciones técnicas de la Fórmula 1 para 2026, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) ha respondido a las críticas y dudas que rodean la próxima era de la categoría.

La gran novedad será el aumento de la potencia eléctrica, que pasará de los actuales 120 kW a 350 kW. Esto implicará una gestión energética mucho más exigente para los pilotos, aunque el combustible seguirá siendo protagonista, pero con la condición de ser totalmente sostenible.

Nikolas Tombazis, director deportivo de la FIA, reconoció que el reglamento aún no está cerrado:

“Implementaremos medidas adicionales para mejorar el flujo de energía y evitar comportamientos anómalos como desaceleraciones bruscas en recta. El producto aún no está terminado”.

Uno de los temores de aficionados y expertos es que los monoplazas de 2026 sean demasiado lentos. Tombazis lo descarta:

“No se trata de convertir la F1 en una partida de ajedrez energética. Según nuestras simulaciones, la pérdida de tiempo será de entre uno y 2,5 segundos por vuelta, pero los equipos mejorarán rápidamente. Nadie se quejará de que los coches sean lentos”.

Aunque Mercedes parece partir con ventaja en el desarrollo de su unidad de potencia, la FIA cree que no se repetirá un dominio como el de 2014. “Esta vez estamos simplificando la tecnología”, aseguró Tombazis.

El arranque de 2026 podría convertirse en un verdadero campo de pruebas para las escuderías más ambiciosas. Sin embargo, con datos incompletos y ajustes aún por definir, el orden competitivo sigue siendo una incógnita.