El Gran Premio de Bélgica marcó algo más que una nueva cita en el calendario de Fórmula 1: también fue el escenario de un curioso cambio de tono entre dos rivales históricos. En plena tormenta mediática por la salida de Christian Horner de Red Bull y los persistentes rumores sobre el futuro de Max Verstappen, Mercedes y Red Bull comenzaron a dar señales de acercamiento en los despachos.

Desde el inicio del fin de semana en Spa-Francorchamps, la figura de Verstappen volvió a estar en el centro de atención. Sin embargo, a diferencia de semanas anteriores, el neerlandés ofreció declaraciones más abiertas y menos evasivas. Incluso admitió que su idea original al firmar su actual contrato era retirarse en Red Bull. Por ahora, todo apunta a que cumplirá su vínculo hasta 2026, aunque más allá de esa fecha el panorama sigue abierto.

Un reporte atribuido a Helmut Marko sugiere que las cláusulas de rendimiento que permitirían a Verstappen rescindir el contrato expiraron cerca del Gran Premio de Hungría. Además, con el piloto prácticamente asegurando el tercer lugar en el campeonato antes del receso veraniego, una salida inmediata parece descartada.

Aunque rivales en la pista, Ferrari, Red Bull y Mercedes tienen motivos para hacer causa común fuera de ella. / Foto: Alex Bierens de Haan/Getty Images

Mientras tanto, Mercedes avanza con su propio plan a largo plazo. Las conversaciones para renovar a George Russell están bien encaminadas, lo que alimenta las versiones de que, si Verstappen decidiera mudarse a Brackley, sería en 2027 y compartiendo equipo con el británico, no como su reemplazo.

Este contexto sirvió de telón de fondo para un hecho poco común en el paddock: el nuevo director de Red Bull, Laurent Mekies, fue visto ingresando al motorhome de Mercedes el sábado por la noche. Invitado por Toto Wolff, el gesto fue más que simbólico. Durante media hora, ambos jefes compartieron una reunión privada —algo que rara vez ocurrió en la era Horner.

La relación personal entre Horner y Wolff había estado marcada por la desconfianza y la rivalidad abierta desde 2021. El reemplazo del británico por Mekies, un perfil más institucional, abre la puerta a una relación más pragmática entre ambas escuderías.

Este giro no es menor. A partir de 2026, tanto Red Bull como Mercedes serán parte del exclusivo grupo de equipos que fabrican su propio chasis y su unidad de potencia, junto con Ferrari y la debutante Audi. La cooperación en temas regulatorios, técnicos y financieros será clave en un momento en que la FIA y la F1 debaten el rumbo de la próxima generación de monoplazas.

Wolff ya mantiene canales fluidos con Fred Vasseur (Ferrari) y Zak Brown (McLaren). Ahora busca sumar a Red Bull a ese eje de influencia, en un intento por lograr consensos estratégicos frente a la inestabilidad institucional que rodea a la FIA bajo el mando de Mohammed Ben Sulayem.

Aunque las batallas en pista seguirán siendo intensas, los líderes de los equipos más poderosos del paddock parecen entender que, fuera del asfalto, es momento de tejer nuevas alianzas. Porque si bien Verstappen podría irse en 2027, la F1 seguirá siendo el mismo tablero político y técnico que siempre ha exigido jugar en múltiples frentes.